Ahora parece ser que siempre tiene que pasar alguna cosa, o que falta alguna sensación, que se me escapa algún detalle bien importante. Entonces los instantes pierden uno a uno su magia y misterio. Nada parece nuevo, todas escenas repetidas.
Se que no es asi, se que solo proyecto recuerdos todo el tiempo, entonces cualquier momento original se ve tapado por un mantel de recuerdos que lo hacen parecer igual a cosas ya vividas.
La imagen que se me presente es como esas escenas de las películas americanas, en las cuales las casas que son abandonadas por un tiempo. Las cosas son cubiertas por telas blancas, para que no se llenen de polvo.
Y digo entonces que es como si fuéramos por todos lados con una valija llena de estas sabanas o manteles, con los que vamos tapando todo y lo que hay abajo ya no se ve.
Cada paso que damos, cada cosa que vemos, tenemos una sabana para taparla.
Y todas esas escenas parecen la misma.
Se sabe que debajo de una hay un sillón, pero no se sabe cuan distinto es ese sillón al otro que tapamos antes.
La escena en las películas puede cambiar, los lugares pueden ser mas grandes, o mas chicos, dar la impresión de mas o menos lujosos, mas calidos o no. Pero las diferencias son mínimas, las escenas parecen en general iguales.
Porque en la realidad si entramos a cada uno de esos lugares, siempre las cortinas están cerradas, siempre las puertas están cerradas, siempre hay olor a encierro, siempre hay sensación de abandono, de angustia, de muerte.
Y queda en cada uno la cantidad de misterio que le guste sentir. Por lo tanto puede decidirse a sacar las sabanas y ver que hay abajo. O sentarse encima y llenarse de polvo. Todo feo pero conocido. El olor a encierro, es siempre el mismo en todos lados. El estornudo por el polvo es el mismo en todos lados.
Entonces, puede ser que uno vaya encontrándose en la vida con casas en ese estado. O también que vaya llevando su propias sabanas para ir poniéndolas en cada lugar que vaya.
Tapamos para que no se llenen de polvo, para resguardar?. No se.
Pero nos olvidamos de lo que había abajo. ¿Qué era lo verdadero abajo?
¿por eso odio las fundas, manteles y todo lo que tape algo?
¿Por eso me gustan las cosas desnudas?
¿Por eso les sacaba las carrocerías a los autos de juguete?
Cuando era chico y me regalaban un auto, o una camioneta o aun mejor una auto bomba, me encantaba verlos. Lo nuevo que eran. Pero lo que mas me producía placer era desarmarlos. A saber como eran por dentro.
Ahora recuerdo, que a pesar de esa sensación de ir hacia un misterio que iba a descubrir, también me encontraba en ultima instancia con la desilusión de encontrarme con algo que ya era conocido para mi.
Paso a explicar: cuando yo era chico, los juguetes eran bien simples. Todos los autitos y demás eran a fricción. Y cuando los desarmaba y les sacaba las carrocerías, fueran el tipo que fueran, siempre llegaba a lo mismo. Adentro lo que verdaderamente le daba movimiento al auto o lo que sea era el famoso mecanismo de la fricción y el chasis que lo sostenía que en todos era exactamente igual.
Y ah estaba nuevamente ese raro y contradictorio sentimiento. Haberme embarcado en una aventura de descubrimiento y siempre encontrarme con lo mismo.
Creo que para sentirme un poco mejor, me lo acomodaba diciendo que yo había descubierto el Karting que todos tenían adentro. La base era siempre la misma y era una desilusión y la satisfacción era que yo lo había descubierto.
Esta obsesión por descubrir que hay dentro o debajo de las cosas ¿será innata? ¿qué es?
Si es una obsesión tiene que tener mucho de mente, porque es mecánico. Pero estoy seguro que también viene del Ser porque esto me sucedía aun desde muy temprana edad, cuando aun la mente no era tan poderosa.
A lo largo de mi vida he desarmado todo. Autos, bicicletas, insectos, relojes, calculadoras, personas, hechos, cosas cualquiera sea, y si no lo puede hacer en la realidad, lo imagine, y debajo de todo siempre me encontré con cosas destripadas. El Ser, sabia que lo que parecía no era. La mente, secciono, diseco, disocio, desintegro, y se paro sobre los pedazos como triunfadora, sobre una escenario que recuerda a una chacarita de autos, y pedazos sin valor.
Lo loco es que la intención era buena, el método era malo.
La intención era buscar la esencia de las cosas, El Todo. La verdad.
El método, lo convirtió en lo contrario. Separar las partes.
El resultado es obvio, las partes sin haber encontrado la esencia se convierten en cosas muertas.
Es como hacer la autopsia a un ser humano en busca del alma, para descubrir que no es una de sus partes.
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