martes, 12 de abril de 2011

Mecanico:


Arregla los autos de los demás, pero con lo que cobra por eso, jamás se puede comprar el suyo.
Cuando trabaja lo hace pensando en que algún día tendrá “ese” auto maravilloso. Y en realidad nunca lo podrá tener.
Espera que alguien se olvide el suyo o se lo regale para hacer con lo que recibe ese auto ideal que lo llevara a todas partes.
Pero también como mecánico que es, sabe que son solo hierros. También en algún lugar sabe que no son “solo” , eso. Son hierros que el ama realmente.
Pero de tanto estar entre los hierros, piensa solo en la mecánica. Se olvida de ese sentimiento que lo cambia todo, el cual le da a sus métodos un fin mucho mas grande.
Entonces pierde el hilo y solo se convierten en piezas que arma y desarma
Les quita el Alma y se lo quita a él.
Y su tarea se hace repetitiva.
¿Por qué?
Tal vez porque “El destripo miles de autos y nunca  vio nada que le justificara esto mas grande que el sentía debía encontrar”.
Solo pedazos de hierros. Perdió el sentido.
Se convirtió en un técnico descreído y mira a los clientes que van y vienen, pensando que solo él sabe, que lo que se llevan orgullosos, es solo un montón de hierros.
Por lo tanto, guarda su amor en algún lugar, pero esta triste.

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